miércoles, 16 de enero de 2013

SdeH 78 Los millonarios patrióticos y otros asegunes financieros.

Allá por los ochentas del siglo pasado, Cross, Elliott y Roy, en un libro titulado “Diseñando el Futuro” se aventuraban a plantear una matriz de futuros alternativos. Los ejes principales que se utilizaban eran, uno, organización centralizada-descentralizada y dos, visiones optimista-pesimista, involucrando factores como la escala de los asentamientos humanos, avance de las tecnologías, control gubernamental y calidad de vida. Dentro de su esquema, ubicaban las propuestas de Iván Illich, Paul Goodman, Skinner, Buckminster Fuller y Marcuse, entre otros. En ninguna de estas propuestas el factor financiero adquiere un peso relevante.
Con anterioridad, para los setentas del mismo siglo, el ciudadano promedio visualizaba un futuro con mejorías crecientes: se alcanzaban avances sustanciales en la llamada “Sociedad de Bienestar”, en lo tocante a sanidad, educación, ocio. Existía movilidad social. Por ello, cabía suponer expectativas futuras dentro de la misma línea. Pero en ningún momento se otorgaba al capital un papel predominante en el futuro del planeta.     
Para este 2013, esa matriz del futuro y las expectativas ciudadanas anteriormente señaladas se desdibujan; se imponen factores como la globalización – el planeta concebido como territorio sin fronteras para el capital, bienes y servicios, con excepción de la mano de obra – el predominio creciente de las empresas y del capital financiero como rectores de la realidad y sociedades humanas, los gobiernos como meros administradores y la inutilidad creciente de los sistemas de gobierno elegidos democráticamente. El Consenso de Washington, la inauguración de la guerra de ricos contra pobres, tal como la denominan Kenneth Galbraith y Warren Buffett, la implantación de la “Sociedad de Consumo” y sus formas de componentes de mercadotecnia y publicidad, han llevado a una concentración creciente del ingreso a favor de las clases opulentas, y a una despolitización social y deterioro de las condiciones de vida y laborales de las mayorías.
Lo llamativo de todo esto es que bajo el mandato de G.W. Bush, se redujeron los impuestos a las clases de mayores ingresos – acción secundada por los países desarrollados, de un modo u otro – bajo la premisa de que generaría un “efecto de goteo” (trickling down) que a través de los incrementos de ingresos en estos tendría como consecuencia inversiones que conllevarían una mayor generación de empleo y bienestar para las clases trabajadoras. Décadas de aplicación de esta política no han generado tales resultados: más bien, han provocado un incremento exacerbado del consumo suntuario y una acumulación de capitales ociosos sin sentido. Capitales que migran a los paraísos fiscales. Los únicos sectores de la economía que experimentan crecimientos son aquellos dedicados al consumo de las clases altas que no son “per se” generadores de un crecimiento económico sustancial para los países.  
Conscientes de tal situación – de que esta concentración del ingreso no conduce al crecimiento económico – un grupo de más de 200 millonarios estadounidenses que ingresan más de 1 millón de dólares anualmente – han creado el grupo que se denomina a sí mismo como “Millonarios Patrióticos”. Sostienen como principal propósito ¡cosa nunca vista! que los grupos de altos ingresos paguen mayores impuestos. El punto de debate al respecto entre millonarios estadounidenses está resultando de interés. Contrasta con lo anterior la situación gestada por Francois Hollande con su pretendida alza impositiva en Francia, que ha tenido como principal detractor al actor Gerard Depardieu, en un caso que se acerca a la tragicomedia al serle entregada a éste por Vladimir Putin la ciudadanía rusa.
Si por casualidad ganan ustedes más de cosa de un millón de dólares anuales – quieren seguir el ejemplo de Depardieu - y no están a gusto con la tasa impositiva que se les aplica y por ello, aspiran a cambiar de país de residencia, en el blog “pasealaredvirtual” les anexamos el enlace en el que se consignan en detalle los siete países fiscalmente más benevolentes con las grandes fortunas: República Checa, Costa Rica, Hong kong, Singapur, Jamaica, San Cristóbal y Nevis e Islas Caymán.
También, en España, les puede ser otorgado un permiso de residencia si adquieren un inmueble con precio de más de 160,000 euros.
Así, como pueden ver, hay que dejar de lado patriotismos y nacionalismos; el dinero es el que manda: bueno y amable será el país que trate bien nuestro capital.
Hasta la próxima amigos.
Para “Señales de Humo”, Emilio Vega Martín.
Enlaces complementarios:
Millonarios alemanes dispuestos a pagar los "impuestos para ricos"

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